La actual guerra comercial entre EE.UU. y China ha creado incertidumbre para la industria metalúrgica, que depende en gran medida de materiales importados de China. Muchas empresas metalúrgicas han experimentado un aumento de los costos debido a los aranceles, lo que ha hecho que algunas consideren la posibilidad de trasladar la producción a otros países. Los aranceles aplicados a los productos metálicos y siderúrgicos importados han dado lugar a un aumento de los costos para los fabricantes de metalurgia. Como resultado de ello, los fabricantes se ven obligados a absorber estos costes o a transmitirlos a los consumidores, lo que puede dar lugar a una disminución de las ventas y los beneficios.
Además, los aranceles han dado lugar a una disminución del comercio y la cooperación internacionales, lo que puede dar lugar a una contracción del mercado y a una mayor competencia a nivel nacional. Esto puede afectar a la fabricación y venta de productos metalúrgicos tanto a corto como a largo plazo. Además, las controversias comerciales pueden dar lugar a una inestabilidad mundial, que puede afectar la confianza de los consumidores y perturbar las cadenas de suministro. Esto puede afectar a la disponibilidad de materias primas, aumentar los plazos de entrega y llevar a un aumento de los costos de producción. En general, la incertidumbre creada por las disputas comerciales en curso puede perjudicar a la industria metalúrgica y a la economía en general.